jueves, 16 de junio de 2011

Masa para hacer Fósforos

  • 1 onza de nitro en polvo
  • 1/2 onza de minio
  • 1/2 onza de goma arábiga en polvo
  • 1 drácma de fósforo
  • Azafrán
  • Carbón




Disuelva la goma Arábiga en agua caliente hasta que se haga una masa no muy espesa; estando preparada se le une el fósforo y se disuelve en ella, al igual que el nitro. Se le pone después el minio suficiente para darle color.
Esta receta es producida por el Doctor John Brown. Este decía que todos tenemos en nuestro interior los elementos necesarios para producir fósforo, es por esta razón que comienza a hablar de este tema, sin dejar de prestar atención a la creación de los fósforos. Decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos, como en el experimento, oxigeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxigeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos. Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. Se producirá en nuestro interior un agradable calor que irá desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que venga una nueva explosión a reavivarlo. Cada persona tiene que descubrir cuales son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre de energía el alma. En otras palabras, esta combustión es su alimento. Si uno descubre a tiempo cuales son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo. Si eso llega a pasar el alma huye de nuestro cuerpo, camina errante por las tinieblas más profundas tratando vanamente de encontrar aliento por si misma, ignorante de que solo el cuerpo que ha dejado inerte, lleno de frío, es el único que podría dárselo.
Tita nunca dejaría de agradecerle a John la hospitalidad en su casa. Algún día cuando tuviera ganas de hablar le gustaría hacérselo saber, pero por ahora prefería el silencio. Tenía muchas cosas que ordenar en su mente y no encontraba palabras para expresar lo que se estaba cocinando en su interior desde que dejó el rancho. Se sentía muy desconcertada. Quería huír de si misma, no quería pensar en tomar una determinación, no queria volver a hablar. No quería que sus palabras gritaran su dolor.

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